La justicia es necesaria para vivir en armonía. Sin ella, la convivencia entre las personas sería imposible. Este valor garantiza que cada uno obtenga lo que le corresponde, consiga lo que se merece y coseche lo que ha sembrado (bueno o malo). Si un alumno estudia para un examen, está bien que le den una buena calificación. Si un atleta llega en primer lugar durante una carrera, le corresponde la medalla de oro. Si se demuestra que un ciudadano cometió un delito, debe recibir una sanción. Si alguien es amable y considerado con sus vecinos, lo más probable es que sea tratado con la misma amabilidad y consideración por ellos.
Ser justo significa respetar los derechos de los demás y esforzarse para que respeten los nuestros. Las personas que practican este valor no abusan ni se aprovechan de sus semejantes, pero tampoco permiten que los demás atropellen sus derechos. Si yo no molesto, ni engaño, ni golpeo a los demás, no tengo por qué permitir que me molesten, engañen o golpeen. Respetar y ser respetado; de esto se trata este valor.
Las leyes, las normas y los códigos existen para garantizar que la justicia se cumpla. Pero, no es necesario que haya un reglamento para que se manifieste justicia. Hay reglas que no están escritas en ningún lado y que, sin embargo, casi todos obedecemos. Cuando le cedemos el asiento a una persona mayor, hacemos fila ante la taquilla del cine o esperamos nuestro turno en la caja del supermercado estamos siguiendo una norma que no está escrita, pero que a todos nos parece correcta. La justicia es una creación humana. Los animales y la naturaleza en general no son justos ni injustos. En los terremotos, los sunamis o las pandemias no se aplica este valor. Solamente podemos usarlo cuando hablamos de las decisiones y acciones de las personas. No es injusto que tu perro te haya mordido (en todo caso, es tu culpa por no haberlo educado bien), pero sí es injusto que lo castigues por un hecho del que no tiene conciencia. Por otro lado, este valor es aplicable a todos los ciudadanos, sin importar su raza, credo o nacionalidad. Discriminar a alguien por ser indígena, por carecer de estudios, por tener una discapacidad, por ser mujer o por ser un adulto mayor es actuar en contra de este valor.